Tras siete años de larga espera, al fin hemos tenido la vuelta a la dirección de Ben Affleck. Tras el fracaso de la irregular Vivir de noche, Affleck se centró en su faceta de actor y en recuperarse de sus adicciones.
Para su regreso a detrás de las cámaras, a decidido coescribir y dirigir la historia de cómo una compañía en un mal momento consiguió a la mayor estrella de la historia del baloncesto y como esto, cambió parte de los derechos mercantiles de los jugadores de la NBA. Pero lo cierto es que en ésta película, la presencia de la mejor liga del mundo es testimonial. Solo la referencia de algunos jugadores y sus estadísticas o del nombre de alguna franquicia es lo que parece.
El guion es sólido pero también algo simplista, aquí no encontraremos giros de guion ni cosas raras. Al ser un momento muy conocido de la vida de Michael Jordan no hay espacio para la sorpresa. La dirección de Affleck es buena pero sin alardes técnicos, aquí menos es más. Para dar vida a ésta película, el director que también tiene un papel como el director de Nike, se rodea de un elenco de calidad y muy solvente. Cómo protagonista tenemos a Matt Damon en el papel del gurú del básquet Sony Vaccaro.
También están a gran nivel Chris Tucker, Jason Bateman y Chris Messina. Pero si hay que resaltar a alguien por encima de todos esa es a Viola Davis como la madre de Jordan, está simplemente espectacular.
En conclusión, una buena película con un ritmo y duración adecuadas que se pasa en un suspiro y que no solo gustará a los seguidores del baloncesto. Muy recomendable.
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