Era un secreto a voces, pero por fin ha ocurrido. Gannicus vuelve a nuestras pantallas, a nuestras series, a nuestras vidas a devolvernos lo mejor de Spartacus. Ahora sí que hay motivos para seguir viéndola.
Todos los que hemos seguido Spartacus nos quedamos asombrados con la gran e impactante primera temporada con un Andy Whitfield (Espartaco) que nos sobrecogió y con una trama más que interesante. Además ese look que tiene la serie, esas escenas gratuitas de sexo y toda esa masa muscular repleta de esteroides.
Todos queríamos ser un Dios de la Arena.
Pero Whitfield enfermó y la productora no quería dejar pasar el tirón del éxito y se inventó una precuela. Una precuela en la que el protagonista era Gannicus (Dustin Clare) y nos crearon un nuevo héroe al que seguir, más chulo, más poderoso y que encima se ganó la libertad con su altanería y su destreza. La pasión nos duró apenas 6 capítulos.
Y comenzó la tercera temporada, con cambio de Spartacus tras la muerte de Whitfield y ahora representado por Liam McIntyre que es más soso, más forzado, más insulso. La serie se ha ido desvaneciendo capítulo a capítulo como el humo en el cielo ya que la historia ha ido por otros derroteros, sin tanta acción, sin tanta pelea.
Punto de inflexión en el Capítulo 5
Pero llega el capítulo 5 y todo cambia: Dottore (Peter Mensah) y Crixus (Manu Bennet) vuelven a la Arena de Capua a ser ejecutados en los juegos y Spartacus prepara un plan para rescatarlos y escapar con ellos. Pero lo mejor es que vuelve a la escena Gannicus y al final escapa con ellos. Glorioso.
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