Título: Drive
Título original: Drive
País: USA
Estreno en USA: 16/09/2011
Estreno en España: 28/12/2011
Productora: Odd Lot Entertainment, Bold Films, Marc Platt Productions
Director: Nicolas Winding Refn
Guión: Hossein Amini
Reparto: Ryan Gosling, Carey Mulligan, Ron Perlman, Christina Hendricks, Bryan Cranston, Oscar Isaac, Albert Brooks, Tina Huang, Joe Pingue, Christian Cage, James Biberi
Calificación: No recomendada para menores de 16 años
Sinopsis:

Shannon (Bryan Cranston) es mentor de Driver a la vez que su jefe. Desde que se dio cuenta del talento de Driver al volante, le busca directores de cine y televisión del mundo del entretenimiento o a ladrones que necesitan el mejor conductor para sus fugas, pero llevándose una comisión en ambos casos.
Shannon siempre está planeando la forma de hacer dinero y ahora quiere encontrar un coche de carreras que pueda competir en el circuito profesional. Dado que Bernie Rose (Albert Brooks) es el hombre más rico que conoce, y a pesar de que los orígenes de su dinero son bastante dudosos, Shannon le propone convertirse en su inversor. Después de ver a driver en acción en la pista de carreras, Bernie Rose insiste en que Nino (Ron Perlman) sea también su socio.
Crítica:
Antes de empezar con esta modesta crítica debo avisar al
lector que en ella encontrará detalles sustanciales de la trama, y comentarios
sobre escenas concretas de modo que si se enfrenta a su lectura debería hacerlo
después de haber visto la película o hacerlo bajo su propia responsabilidad ; )
Decía no hace mucho Peter Greenaway que el cine había
muerto, una afirmación sin duda exagerada que tal vez buscaba un titular, pero
que pese a todo tenía su parte de razón. Y es que de un tiempo a esta parte el
porcentaje “truño - masterpiece” es incluso superior al porcentaje de posesión
del balón que obtiene el Barca cuando se enfrenta a cualquier otro equipo.
Dar con una película que destaque por lo que cuenta, o por
el modo en el que lo cuenta, es ciertamente difícil y por eso “Drive”, de Nicolas
Winding, me ha causado una honda impresión pues si bien es cierto que presenta
una historia que no es ni novedosa ni excesivamente atractiva lo hace con una
puesta en escena extraordinaria.
El inicio, con una música melancólica que rezuma soledad
pero con claros tintes ochenteros y los títulos de crédito, con tipografía de
neón similar a la de “Risky Business”, marca la pauta de lo que será la cinta.
Grandes silencios, cámara lenta, panorámicas nocturnas de la gran urbe y un cuidado
extremo, casi obsesivo, de la fotografía.
El arranque, que nos muestra al protagonista, el conductor
interpretado por Ryan Gosling, haciendo un verdadero alarde de sus dotes como chofer
delictivo, es simple y llanamente brillante. Y es que por primera vez no vemos
derrapes imposibles y huidas al límite sino un conductor profesional, con nervios de acero que juega
con la policía sin que esta tanga la más mínima posibilidad de echarle el
guante y sin que esto quede exagerado e inverosímil.
Que sus dos acompañantes no digan ni una sola palabra
mientras el protagonista conduce, o que este escuche una emisora deportiva,
algo aparentemente intrascendente pero que llegará a ser determinante, unido a
una extraordinario posicionamiento de la cámara en el interior del vehículo,
hace que este sea uno de los mejores arranques que he visto en mucho tiempo y
eso que, como será habitual en el resto del metraje, apenas hay diálogo (tal
vez incluso gracias a ello).
El conductor es un hombre sin duda sobresaliente, pero
también un tipo educado que se enfrenta a una forzada soledad que quedará en
evidencia cada vez que lo veamos en su apartamento, voluntaria y acertadamente
construido con carencia de mobiliario y filmado e iluminado para que parezca
una reducida celda carcelaria.
Tan sola como él se encuentra su vecina Irene, protagonizada por Carey Mulligan, una
joven de aspecto frágil que pese a tener un hijo carece de cualquier aliciente
y se marchita entre su casa y su trabajo como camarera mientras espera el
regreso de prisión de un marido que, huyendo del estereotipo del delincuente
violento, borracho y maltratador, es un pobre desgraciado, un “looser”, que
huele a muerto según entre en escena.
Como ya es casi un clásico en el cine, el conductor verá
como su universo, solitario pero seguro, se desmorona por culpa del amor aunque
aquí no hay una mujer fatal ni una relación apasionada, ya que el único beso
pasional que se permite la pareja da
paso a una escena de una violencia sobrecogedora que acaba con toda posibilidad
de un futuro y edulcorado romance.
El modo en el que la cámara se ralentiza y la luz se
amortigua hasta casi apagarse para darles un momento de intimidad en el
ascensor mientras el la aparata hacia el rincón con delicadeza y ella parece
flotar es sublime. También lo es el apasionado beso y la recuperación brusca de
la luz y de la velocidad de la cámara que antecede al violento estallido de una
escena brutal.Esta podría ser la mejor escena de la película, que desde
ese momento, y sin que ello sea una crítica o un desdoro, nos muestra escenas
de mucha violencia, eso si en absoluto gratuitas, y varios episodios de
“Vendetta” sin embargo el director se guarda en la magna un final magnífico que
muchos creerán si no feliz, si agridulce, pero que en opinión de este modesto
cronista debe entenderse como la muerte del protagonista.
Si hacemos una encuesta el público se repartirá entre los
que creen que el conductor vive, la mayoría, y los que estiman que muere, pero
al ser un final, salvando las diferencias de ambientación, casi idéntico al de
“Shane” (En España Raíces Profundas 1953) debe entenderse que el conductor
muere, que se aleja para morir a lomos de su caballo o, en este caso, conduciendo
su coche.
En resumen una película con una historia sencilla pero sólida
e interesante que tiene su principal atractivo en su puesta en escena. Visualmente
impactante, con grandes silencios pero redonda en la que incluso la carencia de
dotes interpretativas de su protagonista ayudan a conformar a un personaje que
se quedará en tu recuerdo.Aun no sabemos como la tratarán los críticos y la academia,
y poco importa, pero si tengo que hacer una apuesta de futuro, incierto es
porque siempre en movimiento está que diría Yoda, juraría que ganará enteros
con el tiempo y que no se quedará en el cajón de los olvidados. El tiempo me
dará o me quitará la razón. Tu, lector, lo puedes hacer ya ;)
Puntuación 8,7
Trailer
Yo sólo voy a decir una cosa: Peliculón.
ResponderEliminarYo estoy con Kurtz al 100%. Cada hueco de diálogo, cada plano, tiene su sentido. Lo que pasa es que cada tipo de cine tiene su público desde luego. Si te parece que "El Silencio de un Hombre" de Melville es aburrida no quiere decir que no sea una obra de arte. "Drive" estará dentro de unos años en todas las listas de imprescindibles.
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