No lo llames cómic, llamalo tebeo por @Nosolofreak



MORTADELO, ZIPI Y ZAPE, TOPE GUAY, PULGARCITO, TiOVIVO... O LA FELICIDAD QUE AGUARDABA EN EL QUIOSCO.
Me voy a poner ñoño.



Ninguna ilusión es comparable a la que uno siente durante la infancia por las pequeñas cosas que anhela. Cierto es que cuando se van cumpliendo años y se va uno haciendo mayor, mayores también se tornan sus ambiciones: coche nuevo, casa (con una vale), móvil de última generación… Aunque su valor material sea mucho más elevado que el de las pequeñas cosas que deseamos durante la niñez, ni de lejos provocan en nosotros tantas ganas de soñar, tantos anhelos fervientes y apasionados… ni tantos escalofríos de placer una vez que nos salíamos con la nuestra. Recuerda la noche de Reyes y aquel juguete que tanto deseaste, o el bichejo de goma que te compraron en el rastro, o quizás cuando tu padre te compró aquel álbum de cromos que íbais completando los dos juntos. Nunca deberíamos perder esos recuerdos, porque a través de ellos volvemos a la esencia de lo que somos. Mi opinión es que aquellos que nos consideramos “frikis” mantenemos quizás algo más de ese ardor infantil que otras personas. Probablemente no tenemos miedo de apasionarnos por aquello que forma parte de nosotros, del mismo modo que el infante que un día fuimos no se preguntaba si los tebeos eran cosas de niños o de adultos. Y sí, una de mis mayores ilusiones fueron los TEBEOS.

Qué felicidad cuando mi madre o mi padre hacían un alto en el quiosco de turno y me preguntaban cuál de aquellas compilaciones de historietas quería del escaparate. Mi corazón brincaba de gozo en el pecho porque cualquiera me valía, aunque por lo general fuera aquel tebeo con la portada más atrayente. El Mortadelo, el Tio Vivo, el ZipiyZape, el Guay, el Pulgarcito o el Olé de turno… Ya en mi casa, bien empapado del chiste de la portada iba pasando página tras página, devorando cada historieta, hundido al fondo de mi mecedora favorita. Cuánto placer, cuánta ilusión, cuántos sueños en aquellos personajes, en aquellas aventuras. Al tebeo le debo MUCHO. No podría agradecer lo suficiente a cada uno de sus autores por tantas horas de pura felicidad. Yo también quise ser uno de ellos, y dibujar mis propias viñetas. No me caben todos en un artículo, pero he decidido hablaros un poquito de aquel tebeo que ocupaba más sitio en mi estantería: el MORTADELO. Valga este pequeño repaso como homenaje para todos aquellos historietistas, creadores de sueños.

EL MORTADELO

Entre los clásicos del quiosco se contaban el TBO (la cabecera más antigua de las que entonces se publicaban), los tebeos de la Editorial Valenciana, como Jaimito y Pumby, y los tebeos de Bruguera, con diferencia los que más espacio rellenaban en el escaparate.



Pero el rey de todos estos tebeos, el gran triunfador de la década de los 70, no fue ninguno de aquellos veteranos que llevaban muchos años en el mercado, sino un tebeo nacido en 1970 que logró en muy poco tiempo encandilar a toda una generación: el Mortadelo. Para un microbio que empezó a leer en los 80, el Morta seguía siendo la revista de historietas de referencia, como os he contado, aquella que más espacio acumulaba en mi cuchitril.

Bruguera contaba, qué duda cabe, con cabeceras con más prestigio e historia a sus espaldas. Pulgarcito, la favorita de mi padre, era una pionera con medio siglo de vida haciendo felices a los niños, sólo cuatro años más joven que el mítico TBO, el preferido de mi madre (cuando digo que los tebeos han seducido a niños de varias generaciones me remito también a mi propia experiencia), y desde los años 40 había montando el pitote en el mundo de las historietas de humor. En Bruguera habían visto la luz mogollón de personajes inolvidables que siempre albergaremos en nuestros corazones freaks, entre los que se encontraban los propios Mortadelo y Filemón. Otros tebeos como DDT y Tío Vivo habían supuesto otra renovación en los 50, ya que se dirigían a un público más adulto que el del Pulgarcito. Desde los años 60, Lily era líder en el sector del tebeo femenino, y Din Dan (de la que guardo algunos números heredados) había acercado a los lectores a los perso-najes más populares de la televisión, como la célebre Familia Telerín. Pero a los que en los años 80 éramos niños y consumíamos tebeos con voracidad, la historia de los tebeos no era lo que más nos importaba. Eso sí, con el Mortadelo nos lo pasábamos chachi-piruli.

Lo primero que llamaba la atención en la revista Mortadelo eran las magistrales portadas de Ibáñez. La idea de colocar un chiste gráfico en la portada no era en absoluto novedosa (de hecho, era lo más habitual en los tebeos de humor desde tiempos inmemoriales), pero Ibañez supo escapar como un auténtico Houdini de la historieta de la rigidez estructural de la página y ponerse a jugar con los encuadres, los bocadillos e incluso la cabecera de la revista, en todo un prodigio de creatividad que se renovaba cada semana. Era una época de trabajo a destajo, en la que la labor del creador de Sacarino y Rompetechos se multiplicaba en todas las revistas Bruguera, pero en las portadas tenía oportunidad para detenerse y demostrar una maestría para la que no tenía tiempo en las páginas interiores. La portada del Mortadelo semanal era mítica: estaba llena de detalles humorísticos, viñetas de forma y tamaño cambiantes que le aportaban un dinamismo sin parangón, y bocadillos que literalmente llegaban a interactuar con los personajes. Por poner un ejemplo, cada semana la letra “O” de la cabecera cambiaba de forma y constituía un chiste por sí misma. Grande Ibáñez.

Entre las promociones de la revista Mortadelo , la más famosa fue la de los míticos “Mortadelos”, billetes con la efigie del personaje creado por Ibáñez que aparecieron en casi todas las revistas Bruguera. Con ellos, los lectores podían participar en concursos o adquirir diversas publicaciones de la editorial. Una de las promos que más recuerdo fue aquella de “llévate el gato al agua”, en la que los imberbes como yo, nos dejábamos la retina en el intento de localizar el gatito negro símbolo de la editorial entre todas las páginas de la revista. Otra vez había que encontrar al mítico “chollo”, la mascota del “Un, dos, tres” de Mayra Gómez-Kemp, y así muchísimas más. Qué decir de los míticos anuncios publicitarios entre historietas, como aquellos de los pastelitos Bimbo, los videojuegos de la Atari, el Tulipán, el Tulicrem y la madre que los trajo a todos. Entrañables es decir poco.



La Editorial Bruguera fue consciente desde el principio del tirón de la revista Mortadelo, y quiso aprovecharlo con nuevas cabeceras que la imitasen, tanto por su nombre (Súper Mortadelo, Mortadelo Gigante, Mortadelo Especial) como por su aspecto. Eran tomos bastante tochos que recopilaban tres o cuatro números mal encuadernados (siempre acababan descolgándose del lomo, pero ahí radicaba parte del encanto de los álbumes). La mayoría de los tebeos de Bruguera que nacieron después de Mortadelo, a diferencia de las cabeceras clásicas, fueron bautizados con nombres de personajes conocidos: el más famoso y duradero fue Zipi y Zape cuyo número cero se entregó como regalo en el Mortadelo nº 85. Algunos de los antiguos tebeos Bruguera se remozaron, reproduciendo el modelo de “portada con historieta de Ibáñez” que había triunfado con Mortadelo. Para ello se utilizó a Pepe Gotera y Otilio en el DDT, a Rompetechos en el Din Dan, y a Sacarino en una revista propia de corta vida y posteriormente en el Tío Vivo.

Después de nada más y nada menos que 645 números de Mortadelo (hablamos de diciembre de 1983), la primera etapa de la revista se cerró. A partir de enero de 1984, las revistas Mortadelo y Súper Mortadelo se unieron en una sola publicación, que tomó del antiguo Mortadelo el título y la periodicidad semanal, y de Súper Mortadelo la numeración, el formato (portada de papel satinado con un único dibujo y aquella que más recuerdo) y el número de páginas. Esta nueva etapa sería testigo de la marcha de Ibáñez de Bruguera, y de la publicación de nuevas historietas largas de la pareja de detectives a cargo del denominado “Bruguera Equip”, con la consiguiente decadencia de la serie. En 1986, al cerrar definitivamente la Editorial Bruguera, la revista Mortadelo desaparece de los quioscos, pero durante varios años más y por suerte para los canijos como yo, pudieron seguirse encontrando en aquellos con facilidad, y además teníamos los mercadillos, que benditos sean.

En lo referente a los directores de la revista, el primero fue Vicente Pa-lomares, posteriormente sustituido por Jordi Bayona, que seguía al frente de la publicación cuando se cerró la pri-mera etapa y comenzó la segunda. Armando Matías Guiu le sucedió en los últimos tiempos de Bruguera, personaje éste caricaturizado frecuentemente por Ibáñez y objeto de mofa desde el cariño, hasta la quiebra definitiva del gigante editorial.

En 1987, cuando Ediciones B se ha hecho ya cargo del fondo de Bruguera, renacen las revistas Mortadelo y Súper Mortadelo con una nueva numeración, e inicialmente con historietas apócrifas de Mortadelo y Filemón como las que venía publicando Bruguera en los últimos tiempos. Al año siguiente Ibáñez llega a un acuerdo con la editorial, y regresa con sus personajes más famosos a partir del nº 49 de la revista semanal. Mortadelo y Súper Mortadelo acabarán cancelándose definitivamente en los años 90, al igual que otra nueva cabecera creada por Ediciones B, Mortadelo Extra. Desde que estas revistas desaparecieron, las nuevas aventuras de Mortadelo y Filemón se publican directamente en forma de álbum.



Repasando las portadas de la revista Mortadelo, comprobamos que hasta el nº 267 se incluía un sumario con los principales contenidos de cada semana, lo que nos servirá de ayuda para analizar los contenidos de la revista durante sus primeros cinco años de vida, el período en el que vimos ascender a Mortadelo hasta la cumbre de los tebeos españoles.

Comenzando por la producción nacional, las estrellas indudables son MORTADELO Y FILEMÓN, de Francisco Ibáñez. En la revista se publicarán por entregas sus nuevas aventuras largas, comenzando por la continuación de “El caso del bacalao” donde lo había dejado Gran Pulgarcito, el título cabecera por antonomasia de la editorial antes de la aparición del Mortadelo. Qué vamos a contar de los agentes secretos más desastrosos, cutrones y entrañables del mundo de la historieta. Mis favoritos de siempre, sin duda.

ZIPI Y ZAPE, de José Escobar, son otro activo importante de la revista, no sólo con historietas cortas, sino también con aventuras de 44 páginas publicadas por episodios (Escobar llegó a dibujar 15 historietas largas de los hermanos Zapatilla en los años 70). La travesura personificada. Uno leía las desventuras de los gemelos más famosos de la historieta junto a los Pantuflo, Jaimita, Don Minervo, Peloto, Sapientín o los Plómez y no podía sino sentirse afortunado por su apacible existencia y por no acumular semejante colección de “calabazas”, al igual de que en su casa no hubiera un “cuarto de las ratas” como en el hogar de los Zapatilla.

El genial y surrealista Manuel Vázquez estuvo presente desde un principio con dos series que había dibujado en Gran Pulgarcito: Anacleto, agente secreto, mi preferido, y La Abuelita Paz, una bondadosa ancianita que siembra el pánico entre todo el que se cruza con ella. Durante algún período Mortadelo recogió también otras series de Vázquez procedentes de aquella revista: Feliciano, Don Polillo y Ali Oli, vendedor oriental. Qué grandes momentos pasamos junto al desventurado Anacleto en el desierto del Gobi. Raf (Juan Rafart Ro ldán) se trajo a dos personajes que había creado para el Gran Pulgarcito: Flash el fotógrafo y Manolón, conductor de camión, pero pronto nació en Mortadelo el que sería su personaje más popular y querido: Sir Tim O´Theo, una ingeniosa parodia de Sherlock Holmes, con una lograda galería de personajes secundarios que habitaban el pueblecito inglés de Bellota Village. Muchas de sus historietas fueron escritas por Andreu Martín, un habitual guionista de Bruguera. Roberto Segura, colaborando también a menudo con Andreu Martín, se incorporó al Mortadelo con otras dos series procedentes del Gran Pulgarcito: el piloto Pepe Barrena y La Panda. Un jovencísimo Jaume Rovira creó para la nueva revista a Segis y Olivio, traperos de alivio, una de las pocas series de la primera hornada que aún sobrevivía en los años 90 en el Mortadelo de Ediciones B. Luis Allué, otro autor más olvidado, dibujó a Caco y Coco , una pareja de ladrones de poca monta, y a Mac Fishgón, detective de afición.

Pero no todo eran historietas de humor. Una de las grandes apuestas de Mortadelo fue, desde el número cero, El Corsario de Hierro, de Víctor Mora y Ambrós (Miguel Ambrosio), una de las mejores series de aventuras del cómic español. El Corsario de Hierro fue dibujada hasta su final (en el Mortadelo nº 544) por Ambrós, y no llegó a verse sometida al proceso de sobreexplotación que sufrió El Capitán Trueno, creado por los mismos autores catorce años antes. Este hecho, unido a la larga experiencia de dos autores ya veteranos, permitió ofrecer un producto más maduro y elaborado.

En cuanto a la producción extranjera, a Mortadelo le cayeron en suerte desde el principio dos auténticos pesos pesados: Astérix, de Goscinny y Uderzo, y el Teniente Blueberry, de Charlier y Giraud. Ambas venían del Gran Pulgarcito, igual que Aquiles Talón, de Greg, un clásico del cómic franco-belga de humor. Con guiones del mismo Greg y dibujos de Hermann, en el nº 187 llegó a las páginas de Mortadelo otra de las grandes series europeas del oeste, Comanche.



A estas series habría que añadir un par de historietas humorísticas importadas de la agencia inglesa I.P.C. que también habían pasado por Gran Pulgarcito: Cuervo Loco, pica pero pica poco y Joe Marmota, el vago de Minessota. De esta misma agencia procedían reportajes e historias ilustradas que Mortadelo pu-blicó por entregas en su primera época, a menudo ocupando la contraportada (Islas con historia, Los Rogers Rangers, Inventores e inventos de ayer, El anillo de los nibelungos ...).

Otros carismáticos personajes de la revista, ya en su segunda etapa, fueron Neronivs, el gordito emperador emperador de Roma dibujado por Esegé con guiones de Jesús de Cos, Yolanda de J. Nebot, de mítica permanente y pronunciadas curvas, que ya nos ponía “contentos” a los mocosos, Don Percebe y Basilio, de Rojas, El mini Rey de March, también creador de Tranqui y Tronco, supervivientes de la “Movida”, y uno de mis favos con sus dibujos poligonales de trazo suelto y su gran sentido del humor…

Para terminar, recordaremos brevemente algunas de las revistas “derivadas” de Mortadelo. La primera fue Súper Mortadelo (1972). A ella fueron a parar autores de la talla de Alfonso Figueras con su surrealista Topolino, el último héroe y Martz-Schmidt, que en uno de sus momentos más inspirados hizo revivir al personaje de Doña Urraca, creado tiempo atrás por el fallecido Jorge. También se desarrollaron en esta revista las aventuras de Supernova, una excelente serie con guión de Víctor Mora y dibujos de José Bielsa . En 1974 nació Mortadelo Gigante, una revista con nada menos que 148 páginas (el Mortadelo semanal tenía 32), y en 1975 llega al kiosco el Mortadelo Especial, una colección de números monográficos desde cuyas páginas despegaría en 1979 el magnífico Superlópez de Jan .

Todas estas revistas, y las publicadas después por Ediciones B, terminaron su existencia hace años, y desde entonces sólo nos quedan los viejos ejemplares y los recuerdos de una etapa ya pasada de nuestras vidas. Aquellos que fuimos niños en los 80, al igual que anteriormente aquellos púberes de los locos 70, nunca nos olvidaremos de un tebeo que fue el rey indiscutible del quiosco y nos hizo felices como pocas cosas en la vida. Mortadelo, Tío Vivo, ZipiyZape, Din Dan, Pulgarcito, Guay, Jauja… a todos vosotros, sinceramente y de corazón de parte de tantos y tantos niños españolitos, INFINITAS GRACIAS. Vuestra grandeza pervivirá en nosotros para siempre. En mi caso, os guardo almacenados con sumo cariño en varias cajas que contienen todos aquellos ejemplares que he podido conservar, y espero que si alguna vez tengo hijos puedan disfrutar con vosotros una mínima parte de lo que yo he disfrutado.

Publicado Nosolofreak Noviembre 11
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