La CIA puesta en tela de juicio en "El Invitado"

Y ahora Hollywood hasta se atreve a sacar los trapos sucios de la CIA.

Ése podría ser el resumen de lo que se va a estrenar el próximo 10 de febrero en todas las salas por todo lo alto con Denzel Washington de protagonista y a su lado un Ryan Reynolds (Buried), ya consagrado, como escudero y Brendan Glesson (Troya, Braveheart), que parece estar viviendo una de sus mejores épocas de Hollywood.

El filme lo dirige el sueco Daniel Espinosa que contó con la colaboración en el guión del propio Washington para dar mayor profundidad a algunos de los personajes que salen en la cinta.

La cinta cuenta la historia de Tobin Frost (Washington) que es un prófugo, ex colaborador de la CIA, y que es detenido y trasladado a Ciudad del Cabo para ser interrogado por el joven agente Weston (Reynolds) encargado de vigilar el pequeño piso franco que la CIA tiene en Sudáfrica. Por alguna extraña razón, acaba huyendo juntos.

Y hasta aquí, bien. Típica cinta de acción, con sus giros en la trama, sin embargo el filme va a dejar entrever las formas y maneras de hacer de la CIA, y reflejar el inhumano trabajo de los agentes de una organización un tanto intocable hasta para Hollywood.

Tobin Frost y la CIA según Denzel Washington
"Frost es un traidor, espía, traficante de secretos, psicópata, ateo, manipulador y mentiroso. Además piensa que el mundo se ha equivocado y que él siempre tiene la razón". Washington también reconoce que aceptó el papel en honor a su agente, que falleció hace pocas fechas. Como homenaje también se involucró en la producción y el guión. Acerca de la CIA el genial actor asegura que "no hice la película para rebelar lo malos que son los agentes de la CIA o el FBI, no soy tan ingenuo, pero todos sabemos que esta clase de organizaciones tienen objetivos sombríos con agentes encargados de hacer el trabajo sucio, y que la gente normal prefiere ignorar".

A Ryan Reynolds le dan miedo los gobiernos
Ryan Reynolds, que interpreta a Matt Weston, un joven oficial de la CIA encargado de la rutinaria tarea de vigilar un piso franco en la exótica Ciudad del Cabo de Sudáfrica, alega que todos los gobiernos "son negocio y dan miedo" ya que tienen en su poder una gran cantidad de datos de todos los ciudadanos.
Reynolds asegura que esta película destaca por ser de espías sin ser glamourosa y que "al no tener la bendición de la CIA para hacer la película tuvimos que hablar con agentes jubilados que tienen más libertad para hablar".

Desde luego que la película tiene buena pinta aunque sea sólo por ver cómo ponen de vuelta y media a la CIA.


 
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