

Corría el año 1985 y mi hermano llegó con una cinta grabada, probablemente sería una TDK de noventa porque cogían dos discos, y la puso en el cassette de doble pletina. Comenzó a sonar una música que en si misma te llevaba a lugares lejanos, a paisajes nevados a el medievo, era la BSO de Lady Halcón y la había compuesto ese genio llamado Alan Parsons. Al poco tiempo trajo la película alquilada de AJ Video, uno de esos videoclubs llevados por gente a la que le gustaba el cine, que cuidaba a su clientela y lo mas importante que te daba las películas en su c

Aun recuerdo las sensaciones que tuve al ver aquellas imágenes por primera vez en mi vida, la historia tan divertida y a la vez, tan trágica de unos amantes condenados a estar juntos eternamente y sin embargo no poder verse. Matthew Broderick como ese pillo en busca de aventuras que se acerca al héroe, un imponente Rutger Hauer, montado en un caballo negro que le hacia parecer el mas fiero de los caballeros y como no, la impresionante belleza de Michelle Peiffer, nunca estuvo tan guapa como en esta película. Todo esto acompañado con esa maravillosa música que había descubierto apenas un año antes, demasiado para un niño de once años.
Esta película fue la culpable de que cogiera ese libro que había comprado hacia un par de años, un libro que me parecía un gigantesco reto de casi 1300 paginas, tras ver esa fantasía de Richard Donner tuve el valor de leer EL SEÑOR DE LOS ANILLOS y a partir de ahí, todo cambio.
Por Tony Camacho.
0 comments:
Publicar un comentario