Los 80 fueron una década realmente fascinante, una mina de oro para el cine fantástico y de aventuras, géneros que obtuvieron el cariño eterno del gran público gracias a directores como Steven Spielberg, ya que no sólo ayudó a levantar y reinventar dicho género en las labores de dirección, si no que cabe recordar también su increible talento y su buen ojo a la hora de producir films que hasta el día de hoy se encuentran en un lugar muy especial para millones de cinéfilos.
De entre todas ellas cabe destacar sin lugar a dudas El Secreto de la Pirámide, película que funciona como una versión libre del detective más famoso de todos los tiempos, el mítico Sherlock Holmes, la trama nos situa en los años mozos del jóven detective, concretamente en su época de estudiante en la Academia Westminster, lo que puede valer como un interesante epílogo a las posteriores historias y aventuras de Holmes.
Aquí el joven detective conocerá al que será su compañero de aventuras y su fiel amigo James Watson, a cargo de un chico algo torpe y gordo, ambientada como no podia ser de otra forma en un Londres Victoriano de aspecto sombrío deudor del mejor Dickens, ambos chicos deberán hacer uso de su inteligencia y perspicacia para descubrir los misterios de su primer caso, que precisamente ocurre dentro de los muros de la Academia inglesa y en sus calles colindantes, varios ancianos están siendo encontrados muertos en extrañas circunstancias, todos parecen sufrir horribles alucinaciones y todas las pesquisas apuntan hacia una misma dirección, todas las víctimas tienen algo en común y es que todos fueron alumnos años atrás del mismo colégio donde ahora estudian nuestros protagonistas.
El film está dirigido con buen pulso por el eficiente Barry Levinson y nos transportará junto a los jóvenes Holmes y Watson hasta el más siniestro y misterioso Londres victoriano, pasando por la cultura egipcia y tocando el siempre inquietante mundo de las sectas religiosas, vamos todo un cocktail al que es dificil resistirse.
La película que nos ocupa con el paso del tiempo ha acabado convirtiéndose en un film de culto, a su modo ha dejado un legado dificil de borrar y muchas películas posteriores han bebido de su esencia, a la hora de planificar la acción y la aventura juvenil, su estilo ha marcado escuela, sin ir más lejos la saga del jóven mago bebe descaradamente de ella y no es mera casualidad ya que el guionista de El Secreto de la Pirámide no es otro que Chris Columbus, director de las dos primeras entregas de la saga Harry Potter, ambas películas mantienen un extraño vínculo.
Haciendo una especie de estudio de mercado no es extraño que curiosamente las películas con más éxito del diglo XXI sean precisamente las que tocan los géneros fantástico y de aventuras, algo que por desgracia no acompañó al film que analizamos, pues inexplicablemente fué un fracaso en taquilla y la crítica tampoco le ayudó demasiado, quizás por ser un film adelantado a su tiempo no supo gozar de un justo reconocimiento.
Y es que esta genial película no sólo fué un referente a la hora de narrar y llevar a buen puerto el cine juvenil de calidad, si no que también fué pionera en otros apartados, ya que también tiene el honor de poseer la primera escena CGI de la historia del cine, si esta pelicula es recordada por algo es sin duda por su magistral secuencia en la que un gerrero de una vidriera toma vida y ataca al párroco de dicha iglesia, a día de hoy dicha escena sigue teniendo una calidad intachable, la calidad del CGI aún luce de maravilla, sorprendentemente mucho mejor que algunas películas actuales.
A modo de curiosidad decir que John Lasseter estuvo trabajando junto a su nueva por aquel entonces Pixar en dichos efectos, ya que cabe recordar que dicha empresa en un princípio pertenecia a ILM de George Lucas, que fueron los encargados de todos los efectos especiales del film.
También mencionar el increible diseño de producción de la película cuidado al detalle, con momentos como esa pirámide oculta en la fábrica de parafina y su ostentosa ornamentación o los efectos más clásicos con Stop Motion que beben del mismísimo Harryhausen.
En el apartado actoral el joven Sherlock Holmes corre a cargo de Nicholas Rowe actor completamente desconocido que consigue un Holmes impulsivo y algo arrogante que recibirá los primeros revéses de la vida a tan temprana edad, la evolución personal y sentimental de este a lo largo de la aventura confirmarán el carácter huraño, arrogante y solitario del Holmes adulto, algo que demuestra el cuidado y el respeto por dicho personaje por parte de los creadores del film.
Con un ritmo endiablado y una genial BSO nos regala momentos difíciles de olvidar, como las brillantes alucinaciones de las víctimas, deliciosamente aterradoras, el magistral reto deductivo por parte de Holmes frente a su rival en la escuela al comienzo del film para encontrar un objeto dentro de la Academia, la escena del entierro prematuro, la persecusión por el lóbrego cementerio o el magistral y èpico duelo a esgrima del final, en ese muelle nevado brillantemente coreografiado y dirigido. Todo un broche de oro para una película a reivindicar, realmente divertida, bien elaborada, con gran ritmo y con sumo respeto hacia el espectador, cosa que hoy día parece haberse perdido en cuando al género se refiere.
Posiblemente estemos ante una película más importante para el género de lo que pueda parecer a simple vista, un punto de inflexión para el cine de aventuras que vendría posteriormente.
El Secreto de la Pirámide es un film a redescubrir una y otra vez, calidad y entretenimiento se dan la mano de manera ejemplar durante todo su metraje, una pequeña gran joya.
P.D. Recordar al espectador que trás los títulos de crédito finales la película aún se guarda un As en la manga, todo un guiño al personaje que redondéa aún más el film.
Loren Lumiére López
Escena:
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