1 ago 2014

Historia de un Hobbit: Parece que fue ayer…



…y sin embargo han pasado ya casi 13 años; ese el tiempo que habrá transcurrido desde el estreno de  El señor de los anillos hasta diciembre de este año, cuando aparecerá en cartelera la última película de la saga de  El hobbit.

Poco se puede decir de la primera trilogía de El señor de los anillos que no se haya dicho ya; por mi parte agradecerle al señor Jackson el maravilloso trabajo que supo llevar a cabo. Un trabajo que, de haberse realizado con menos cuidado por los detalles, podría haber relegado estas películas al mismo cajón que las Narnias, Brújulas Doradas y demás…
El hobbit tenía una complicación añadida. Es una opinión muy personal, y es que el libro no deja de ser un pequeño cuento, uno para leerle a su hijo Christopher por la noche, uno de poco más de 200 páginas, uno del que todo el mundo dudaba que se pudieran sacar tres películas. Pues bien, yo salí de la sala de cine habiendo disfrutado Un viaje inesperado, allá por las Navidades de 2012, con la sensación de que lo había vuelto a lograr.

Ya en diciembre de 2001 me quedé esperando a Tom Bombadil, “el que no tiene padre”, cuando todo estaba por comenzar.  Siempre me ha gustado ese personaje, pero la verdad es que no aporta nada al hilo principal de la historia, era razonable recortar ahí. Las licencias que Jackson se estaba tomando hasta este momento se encajaban bien, estaba agradecido, se echaban de menos algunas cosas, se echaban de más otras.  No dejaba de ser un cambio radical teniendo en cuenta que en la película del 78, Gimli parecía haber pedido una excedencia de los Globetrotters (medía lo mismo que Légolas), Trancos venía de Perú  y las imágenes coloreadas ni siquiera eran propiedad de la productora, sino que fueron fusiladas de películas del oeste o una canallada similar…

Pasó el tiempo y llegó La desolación de Smaug. Con una ilusión tremenda fuimos a verla. Que más daba que Radagast pareciera haberse quedado atrapado en Woodstock, que Bëor entrara en escena de una manera mucho más cinematográfica aunque, sin duda, menos interesante que en el libro, que la famosa escenas de los barriles se convirtiera en un despropósito de piruetas y carambolas imposibles más propias de una películas de Pixar para niños, que el CGI cantara por soleares e incluso que tuviera lugar un triángulo amoroso que incluía a una pareja guapa de Hollywood y a un enano. Todo valía. El señor Jackson nos había dado mucho y muy bueno, y seamos justos, es su proyecto, si queremos que llueva a gusto de todos vamos listos; y qué demonios, él arriesga y los demás sólo nos sentamos a opinar, como hago yo ahora.


Entonces vemos al gran Smaug, que el viento sople bajo sus alas, y empieza ese juego de protocolo, halagos y agudeza intelectual entre Bilbo y él, que en la novela nos atrapaba y no nos permitía parar de leer. Sin embargo duró poco, un reducido grupo de enanos y un mediano se ponen a jugar al gato y al ratón con una criatura que había desolado el reino Erebor y la ciudad de Valle, que en lugar de fulminar con su aliento a esta peculiar compañía se pone a correr y dar dentelladas, que no alcanza a entender como unos seres tan poco dados a la velocidad como los enanos se mueven como la Pavlova en sus mejores tiempos. Y me vengo un poco abajo. Por no mencionar que un sistemas de forjas de un reino como Erebor debe requerir más personal para su puesta en marcha, puesta en marcha que no nos lleva a nada; bueno sí, al primer ataque con estatua de oro de la historia del cine.


Una cosa hay que reconocer, y es que a pesar de todo, hace falta todo el equipo de continuidad de Star Wars para enlazar El hobbit con El señor de los anillos. Por citar una sola cosa, estoy seguro de que Tolkien echó mano de un ejército de águilas para este pequeño cuento que poco o nada tendrían que ver con Gwaihir y compañía, por no mencionar a Thorondor allá por la Primera Edad. El hobbit es una novela menos “redonda” aunque nos pese decirlo.


Muchos hemos visto ya el tráiler de la última película de la trilogía, La batalla de los cinco ejércitos, la esperamos con muchas ganas, aunque quizás con algo menos de “hype” por el recelo que nos produjo lo que no nos terminó de cuadrar en la anterior. Supongo que es fácil esperar algo similar a El retorno del rey, una batalla épica, unos efectos especiales brutales y un final por todo lo alto. El señor Jackson pude contar con mi dinero de varias entradas y, seguramente, el de la edición especial cuando salga a la venta, pero la humillación y el daño al que se ha visto sometido el gran dragón ya no podrá ser reparado.


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